“La ropa de invierno no debe estar más que 50% o 60% más cara que la temporada pasada. Nosotros la aumentamos 25%, optimizando costos y resignando márgenes”, le explicó a Clarín el empresario textil Daniel Awada, y aseguró que se ve una desaceleración inflacionaria del rubro, que en el anterior invierno subió 189,2% interanual, según el IPC de julio del Indec.
De bajo perfil, el hermano de la exprimera dama Juliana es dueño de Grupo Altatex, propietario de las marcas Cheeky, Como quieres y, desde 2024, también de Awada, que fundó su madre, Elsa “Pomi” Baker.
El empresario, que factura $ 131.000 millones, cree que se puede competir con la ola importadora e hizo una fuerte apuesta a la producción nacional: inauguró una planta en Tigre con US$ 10 millones de inversión para fabricar 10 millones de prendas al año de las tres marcas.
Con 20.000 metros cubiertos y un diseño innovador con paneles solares y sistema de recolección de agua de lluvia para riego, concentra en dos naves a todas las áreas, incluida la logística y el diseño, con excepción de la confección, que se hace en un taller propio en Olavarría, comandado por su hijo, y en otros 75. También hay tres showrooms para franquiciados, un outlet para el público y hasta tres espacios gastronómicos para empleados.
Sobre el reciente anuncio de Luis Caputo de rebaja de aranceles, Awada opinó que “la medida debería contribuir a mejorar la propuesta comercial” y aclaró: “Estoy en contra del proteccionismo y a favor de la apertura, pero tiene que ser racional para regular precios locales, no para sustituirlos”.
“Si importara toda la mercadería, seguramente la ropa bajaría de precio. ¿Es conveniente? A mediano plazo, dejo de darle trabajo a talleristas, bordadores, terminadores. Hay que buscar el equilibrio”, quien importa un 30%, como camperas y trajes de baño, e insumos como telas de Brasil; y emplea a 1.100 personas, entre 400 en la planta, más de 100 en su taller y el resto en 236 locales.
Su arraigo con la industria es una historia familiar que data de 1953 con Tienda La Reinita, en Villa Ballester, local multimarca de ropa infantil con el que arrancaron en su casa su madre y padre libanés, Abraham. Más tarde, por una complicación con un proveedor, “Pomi” comenzó a confeccionar ella misma y ese fue el inicio de Creaciones Awada.
“Sacó el molde, compró un rollo de tela, lo cortó e hizo 20 vestidos. Empezó a producir y con un toque de suerte. Mi viejo tenía una motoneta Siam, con la que se movía. En una rifa de fin de año, se ganaron un auto y lo vendieron para poner una fábrica a nueve cuadras. Hacían ropa de chicos. Cuando incorporaron la de mujer, pasaron a vender solo esa”, recordó.
En 1993, el empresario que en ese entonces presidía la firma, donde arrancó a sus 18 años, se fue de Awada, que siguió con “Pomi”. En el negocio, trabajaban Juliana y su otra hermana, Zoraida. Luego ambas lo dejaron. También un tiempo estuvo su hermano, el actor Alejandro. “Quedaba chico para todos”, reconoció. Por eso, junto a su exesposa, la modelo Patricia Fraccione, lanzaron Cheeky en el garaje de su casa, como lo hicieron sus padres con Awada.
Padre de cinco hijos, notaba que “faltaba una oferta distinta”. “La primera colección tuvo 20 prendas y los modelos de las fotos eran nuestros hijos y sus amigos”, señaló, y mostró emocionado un cuaderno Gloria que conserva con el catálogo y los diseños a mano de su exmujer.
Al año siguiente, en 1994, Cheeky se instaló en Alto Palermo, a donde había llegado Awada meses antes. “Había tres shoppings en aquel momento: ese, Unicenter y Soleil. El hábito comercial migraba de locales multimarca a centros comerciales. Nos dieron un espacio de 37 metros bien ubicado en la planta baja, con un alquiler de US$ 200.000. Hipotequé mi casa y la propuesta funcionó”, aseguró, y definió a los años siguientes como “un vértigo”. Con el 1 a 1, la gente sacaba número y hacía fila para comprar. “El mercado nos fue llevando”, admitió.
A los 10 años de Cheeky, con shoppings que los venían a buscar y franquicias en funcionamiento, creó Como Quieres. “También tuvo que ver la familia. Nos costaba encontrar ropa para mis hijas pre-adolescentes. Nos metimos con un concepto distinto”, explicó.
Apuesta a la producción nacional
El grupo se renueva a 30 años de la fundación de Cheeky. “Pensamos en los siguientes 20. Mi mamá sigue al frente de Awada, pero la aggiornamos: cambiamos la imagen de los locales e hicimos una colección cápsula con Juliana para refrescar e ir a un público joven”, señaló.
El próximo paso de la marca será crecer en el Interior y lanzar franquicias, modalidad con la que ya operan el 30% de las 176 sucursales de Cheeky y el 46% de las 54 de Como Quieres.
“Decidimos mudarnos de Martínez hace dos años y medio. No sabíamos qué venía tras las elecciones. Pero nos actualizarnos, si total cambian las reglas de juego permanentemente. Nos preguntamos: ¿qué necesitamos para crecer independientemente del gobierno que llegue?”, reflexionó.
“Argentina es muy cambiante, hay que adaptarse a su ciclotimia. La inflación distorsiona todo. En los últimos meses de la gestión anterior, la gente se sacaba la plata de encima. Se vendía muchísimo. El Buquebus venía lleno de turistas. Ahora vamos nosotros para allá. No quiero que la gente cruce a Chile, sino que vengan para acá”, sentenció.
“El primer semestre de 2024 fue duro, con una caída en ventas del 8% entre marzo y agosto. Pero terminamos el año un 6% arriba. Este febrero fue malo, pero marzo cambió el aire. Si se sostiene la tendencia, podemos crecer un 5%”, destacó, y agregó que la nueva planta puede ampliar un 20% su producción actual.
“Los proveedores entienden que hay que reestructurar costos”: “Tenemos un vínculo comercial y afectivo desde hace 30 años. Hay que ayudarse mutuamente. No puedo decir ‘no me conviene, voy a comprarle al brasileño porque es más barato’”, afirmó.
Y aseguró que “los márgenes bajaron para dar un producto que la gente pueda comprar”. Gano con escala. Por eso, hay otros proyectos en la mira para seguir creciendo”, cerró.
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