A los ojos de los pequeños a quienes ayudaba a ponerse sus abrigos e invitaba a jugar durante el viaje en un ómnibus escolar, la princesa de Gales era sólo otra mamá, Catherine, que los acompañaba a visitar la National Portrait Gallery. Kate (43) disfrutaba de compartir un día con chicos de 4 y 5 años, a pura sonrisa y curiosidad. La excursión era parte de una de las causas que abraza Kate por el desarrollo de las capacidades en los primeros años de vida y el cuidado de la primera infancia, piedras fundamentales de su trabajo oficial. Ella, además, es madrina de ese prestigioso museo de Londres e inauguró en esa visita el proyecto The Bobeam Tree Trail, una ruta interactiva gratuita que recorre treinta habilidades sociales y emocionales clave para una vida saludable y feliz en todas las edades.
El proyecto lanzado por la mujer del príncipe William (43) este mes es uno de los más importantes que encaró el Centro para la Primera Infancia de la Royal Foundation. Kate lideró esa iniciativa en todas sus etapas, incluso, cuando el año pasado se ausentó de las actividades públicas para poder cumplir con su tratamiento de quimio contra el cáncer. En esos momentos difíciles, en los que se rodeó sólo de su familia, ella estuvo siempre al tanto de los progresos del proyecto en el que trabajó junto a educadores expertos con una meta: que sus hallazgos sobre esas habilidades sociales y emocionales puedan ser adoptados por toda la sociedad, en cada edad, no sólo en la primera infancia.
UNA PRINCESA A BORDO
Los primeros en experimentar The Bobeam Tree Trail fueron los alumnos de la escuela All Souls del barrio Marylebone, en el centro de Londres. En una fila ordenada, los chicos subieron a un ómnibus dispuesto por el Palacio de Kensington y entonces la princesa se presentó: “¡Encantada de conocerlos a todos! Me llamo Catherine y hoy iré con ustedes en su viaje escolar. ¿Todos tienen puestos los cinturones de seguridad?”, preguntó.
Alix Ascough, directora de la escuela, le contó a HELLO! lo encantadora que fue la futura reina británica y cómo se relacionó con todos. “Se sentó junto a Grace [una de las niñas] en el bus y estuvo charlando con ella durante todo el trayecto. Grace sabía que era una visitante especial; le dijimos que era una princesa. Ella simplemente la llamó ‘Catherine’”, dijo la docente.
Después de que Kate ayudara a los alumnos a ponerse sus buzos y formar una fila para entrar en la galería, admiraron el árbol Bobeam, una escultura de tamaño natural cubierta de hojas de colores brillantes, y les dijeron que participarían en actividades para ayudarlo a “crecer”.
En el piso superior del ala Ondaatje del enorme edificio londinense, hicieron la primera parada del recorrido, donde había una caja con espejos de aumento de doble hoja dispuestos para que los visitantes observaran en ellos sus estados de ánimo: en una de las caras veían su propia imagen y en la otra podían identificar las expresiones faciales de sus amigos. Kate, con el pelo suelto y vestida con pantalones oscuros de raya diplomática, polera y un blazer, se acercó a los espejos y puso primero una cara feliz y luego una cara enojada, y animó a los chicos a que hicieran lo mismo y reconocieran cuáles eran los sentimientos de los personajes de los cuadros expuestos en la galería. Incluso, con mucha gracia imitó los gestos de algunos de los retratos, como la seria y concentrada expresión de Charles Darwin o la pose en puntas de pie de la célebre bailarina británica Darcey Bussell.
En otra etapa del recorrido por la galería, la princesa se agachó para conversar con los alumnos mientras ellos realizaban autorretratos. Cuando todos tuvieron listos sus dibujos, alimentaron el árbol con ellos. El árbol Bobeam posee un sistema de cajones en los que, mediante resortes, lo que se pone en ellos desaparece. Así que cuando los chicos guardaban en los cajones sus dibujos y luego volvían a abrirlos, el asombro era tan grande como la diversión. La princesa reía junto a ellos y les preguntaba dónde creían que se habían ido todos sus dibujos.
LA VIDA IMITA AL ARTE
Kate luego conversó con la directora de la galería, Victoria Siddall, y con Christian Guy, director ejecutivo del Centro para la Primera Infancia de la Royal Foundation, antes de reunirse con cinco directores ejecutivos de museos y galerías de todo el Reino Unido que esperan realizar actividades similares.
Guy, cuya tarea en el proyecto es clave, contó a HELLO! que a los chicos les encantó la experiencia en la National Portrait Gallery. “Lo pasaron muy bien, y estoy seguro de que la princesa realmente disfrutó ser parte de eso. No creo que nunca tengamos otro viaje escolar como este”, reveló.
En la reunión, Kate mostró su entusiasmo: “Es realmente interesante cuando se observa la salud mental de los jóvenes. No se habla mucho sobre conocerse a uno mismo y, en realidad, eso sienta las bases de las relaciones. Hay que reconocer sus emociones y manejar emociones complejas (ira, miedo, celos; emociones de las que no se habla) y normalizarlas”, dijo.
Al referirse a cómo los retratos pueden ayudar a los más pequeños a aprender empatía, señaló: “Es una excelente manera para que los chicos se involucren y comprendan las perspectivas de otras personas de una forma creativa y menos intimidante. Todavía no tienen el lenguaje, pero están encontrando formas de hablar sobre las emociones y entenderlas”, aseguró Kate. Y agregó: “Estoy emocionada de usar el retrato para explorar habilidades sociales y emocionales porque es un potencial sin explotar, pero también para hacerlo accesible a muchos niños para que no sea sólo en la escuela, sino algo que sea adoptado por la comunidad”.
Unos días más tarde, la princesa compartió en su cuenta de Instagram cuatro dibujos muy particulares. Son retratos que sus tres hijos, los príncipes George (11), Charlotte (9) y Louis (6), hicieron de ella, cada uno en su estilo y con sus habilidades. También publicó uno que realizó ella misma de Louis, en grafito. “Dibujar retratos con los chicos nos permite un momento de conexión, pasar tiempo mirando y haciendo foco uno en el otro, ser creativo y, aún más importante, ¡divertirse juntos!”, escribió Kate junto a las imágenes.
LA NACION
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