Récord de compras de ropa en el exterior: los argentinos gastaron u$s1.500 millones en cinco meses

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La apertura de importaciones y las mayores facilidades para hacerlo, sumado a una baja de aranceles y un dólar que puede considerarse «barato», impulsó en los últimos meses un boom de compras en el exterior. Y la ropa, cuyos precios suelen ser más caros en Argentina, fue uno de los productos que más creció.

De hecho, marchas chinas hasta hace un tiempo desconocidas, como Shein y Temu, se volvieron parte de las conversaciones cotidianas en redes y distintos sectores de la sociedad. 

Así es que, de acuerdo a datos sectoriales, la compra de ropa en el exterior alcanzó en los primeros cinco meses del año un récord histórico: los argentinos gastaron en ese período más de u$s1.500 millones.

Récord de compras de ropa en el exterior: boom del puerta a puerta y gastos por más de u$s1.500 millones

De acuerdo a un informe de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), en base a datos del INDEC y el BCRA, entre enero y mayo del 2025 hubo un «gasto récord de compras de ropa en el exterior».

Entre enero y mayo de este año, los argentinos gastaron u$s1.572 millones comprando ropa en el exterior. Representó un crecimiento del 136% y anotó una nueva marca máxima: supera por un 9% el anterior récord de 2017.

Los datos de la CIAI sobre la importación de ropa

También destacó que hubo una «explosión de las importaciones puerta a puerta». Este tipo de consumo creció 211% en los primeros cinco meses del año: solo en mayo, el alza interanual fue del 253%.

Lo cierto es que con la reciente apertura importadora en la Argentina, el fenómeno Shein gana terreno en el país. Mientras los consumidores celebran la variedad y precio de sus prendas, los fabricantes argentinos y referentes del sector textil alertan sobre sus impactos económicos y sociales.

Fundada en 2008, Shein pasó de ser una pequeña tienda online (inicialmente llamada She Inside) a convertirse en uno de los mayores comercios de moda del mundo. Supera en ventas a gigantes como Zara o H&M y lanza miles de artículos nuevos cada semana para seguir las últimas tendencias. Este modelo de producción exprés dio lugar al término «moda ultrarrápida», con prendas prácticamente desechables por su corta vida útil.

Efecto Shein: más importaciones y dólar barato

El fenómeno Shein desembarcó en la Argentina de forma silenciosa a mediados de la pandemia, cuando consumidores locales comenzaron a animarse a comprar en el exterior aprovechando las ventas online. Pero su auge se vio realmente impulsado en 2024 con la llegada al poder del presidente Javier Milei, cuyo gobierno eliminó barreras a la importación.

La flexibilización de las compras para consumidores finales permitió que las compras personales al exterior se faciliten: hasta fines de 2024, el régimen puerta a puerta permitía un máximo de cinco envíos anuales por persona, con un tope de u$s1.000 por envío, y solo los primeros u$s400 estaban exentos de aranceles. Hoy se permite importar hasta u$s3.000 por envío, tanto por correo oficial como por couriers privados, con menos restricciones y sin un tope anual estricto. Esa flexibilización aduanera facilitó el acceso a plataformas extranjeras como Shein, Temu o AliExpress, y fue clave en el aumento exponencial de las compras individuales a sitios de moda rápida.

Desde la apertura comercial de Milei, las compras en sitios extranjeros como Shein se dispararon y se encendieron las alarmas entre los empresarios textiles argentinos.

Solo en el primer trimestre de 2025, las importaciones de ropa (y textiles para el hogar) aumentaron 86% y 109% interanual respectivamente, según un informe de la Fundación Pro Tejer. La proporción de ropa importada en el mercado argentino pasó de 56% a 67% del total consumido, reduciendo la participación de la industria nacional del 44% al 33%, el nivel más bajo en una década. Es decir, dos de cada tres prendas que compran hoy los argentinos son producidas fuera del país.

Buena parte de ese torrente importador proviene de China, y Shein se encuentra entre los principales proveedores de ropa low-cost a los consumidores locales. Sólo en los primeros cinco meses de 2024 ingresaron al país 12 millones de kilos de indumentaria (unos 60 millones de prendas) por vía oficial, sin contar las compras directas por sitios web ni los envíos en pequeños paquetes por correo.

Ante esta inundación de productos foráneos, la industria textil argentina atraviesa momentos difíciles. Según Pro Tejer, más de 10.000 puestos de trabajo se perdieron en 2024, debido al cierre de numerosas pymes y comercios locales. Durante el primer trimestre de 2025, también según Pro Tejer, 6 de cada 10 empresas del sector redujeron su personal y el 72% aplicó medidas como suspensiones o congelamiento de contrataciones. En promedio, el sector perdió entre 500 y 1.000 puestos de trabajo por mes durante el primer semestre del año, marcando un ritmo de destrucción laboral más sostenido que durante el año pasado.

«La ropa es un bien que se deja de comprar cuando no tenés plata. La caída del poder adquisitivo y la apertura de importaciones generan un cóctel alarmante», advirtió Luciano Galfione, presidente de Pro Tejer.

Claudio Drescher, presidente de la CIAI, señaló que la producción masiva y los precios bajos de Shein hacen imposible competir a los productores argentinos. Incluso grandes empresas internacionales se vieron obligadas a ajustar estrategias ante la irrupción de Shein en el mercado global. Con la reducción de aranceles impulsada por el Gobierno, muchas marcas locales optaron por importar la mayor parte de sus prendas en lugar de fabricarlas.

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