En un contexto de crisis para los productores yerbateros, nace una propuesta educativa que busca profesionalizar la cultura matera desde la raíz hasta la góndola.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con Diego Morlachetti, director de la primera Escuela Argentina de Yerba Mate, quien comentó que, “hay algo así como unas 2.200 marcas de yerba registradas”. Aunque muchas de ellas no están activas, “hay por lo menos un piso de 400 marcas operativas, y todos los días aparece alguna nueva”.
Esta diversidad refleja un ecosistema dinámico, con nuevos emprendedores que encuentran oportunidades en la reventa, comercialización y creación de marcas propias. En este contexto, la capacitación se vuelve clave para sostener y profesionalizar la actividad.
La primera escuela universitaria de yerba mate
El proyecto educativo surgió hace cuatro años, cuando muchas personas comenzaron a incursionar en el negocio de la yerba sin el conocimiento técnico necesario. “Lo que ocurrió fue que muchas personas encontraron una forma de canalizar su pasión por la yerba y generar un microemprendimiento”, explica Morlachetti.
Ante las preguntas de los clientes sobre variedades, estacionamiento, secado o preparación, “estas personas no tenían información más allá de lo cultural”, por lo que decidieron profesionalizarse. Así nació la escuela, que cuenta con el aval de la Universidad Abierta Interamericana, ofreciendo certificaciones universitarias inéditas en el país.
Yerba compuesta, saborizada y precios dispares
Sobre el abanico de productos, Morlachetti detalla: “Las yerbas compuestas llevan hierbas deshidratadas; las saborizadas usan aditivos para generar un paladar específico”. Estas distinciones no sólo afectan el sabor, sino también el precio.
“La yerba mate es el alimento más consumido por los argentinos, con una penetración del 93% en los hogares”, destaca. Sin embargo, el precio varía notablemente: “Podemos hablar de yerbas desde los 3.500 pesos hasta los 6.000, dependiendo del tipo, estacionamiento y presentación”.
El mercado premium crece, impulsado por yerbas de autor, mayor tiempo de estacionamiento, productos orgánicos y envases ecológicos. Estas propuestas buscan nichos específicos, pero la base del mercado sigue siendo sensible al precio.
El desafío de visibilizar el trabajo detrás del paquete
Frente al debate sobre el precio justo de la hoja verde, Morlachetti pone el foco en la necesidad de empatía y educación del consumidor. “Nos interesa que una persona tome un paquete y vea que detrás de él hay mucho trabajo”, afirma.
La escuela no se involucra directamente en la fijación de precios, pero sí aborda la cadena productiva y el proceso completo, desde la cosecha hasta el envasado. “Instalemos el respeto: ahí está el trabajo de mucha gente, su único ingreso, su esfuerzo cotidiano”, subraya.
Crisis del productor y desregulación del mercado
El director explica que el sistema de fijación de precios regulado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) perdió fuerza tras la desregulación: “El mercado quedó librado a la oferta y la demanda, y ahí empiezan las tensiones”.
Los productores primarios, en su mayoría pequeños y sin secadero propio, “deben vender el producto en menos de 24 horas tras la cosecha, lo que los deja en una posición muy vulnerable”. Morlachetti confía en que el conocimiento y el respeto del consumidor pueden ayudar a equilibrar la balanza y revalorizar el trabajo en origen.
Educar para transformar el consumo
La Escuela Argentina de Yerba Mate no sólo capacita a emprendedores, sino también a consumidores curiosos que buscan conocer más sobre su infusión favorita. “Hay personas que estudian por placer, porque el mate los acompañó toda la vida y quieren saber más”, cuenta Morlachetti.
Desde el cultivo hasta el paladar, el objetivo es claro: crear conciencia sobre lo que hay detrás de cada sorbo. “La yerba mate necesita respeto”, concluyó.