Durante casi dos meses, Israel ha mantenido un asedio total sobre Gaza, negándose a permitir la entrada de un solo camión de ayuda humanitaria o mercancías comerciales, el período más largo que Israel ha impuesto con un bloqueo total.
El impacto es evidente: el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció esta semana que sus almacenes están vacíos; los comedores sociales que aún funcionan están racionando severamente sus últimas reservas; y los pocos alimentos que quedan en los mercados de Gaza se venden a precios exorbitantes que la mayoría no puede permitirse. Un simple saco de harina ahora cuesta el equivalente a 100 dólares.
Los casos de desnutrición infantil aguda también están aumentando rápidamente, uno de los indicios de una hambruna inminente. Cerca de 3.700 niños fueron diagnosticados el mes pasado, un aumento del 82 % con respecto a febrero, según las Naciones Unidas.
Usama al-Raqab, de cinco años, ya ha perdido 3,6 kg en el último mes y ahora pesa solo 9 kg, según su madre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el peso medio de un niño sano de 5 años es de unos 18 kg.