En el marco de una investigación por presunto lavado de dinero, la Justicia dispuso el congelamiento del patrimonio de José Luis Espert y su entorno familiar. La medida vuelve a poner en cuestión el discurso de “austeridad” y “anticasta” del oficialismo libertario.
Bajo la lupa
La Justicia federal ordenó el congelamiento de todos los bienes del diputado José Luis Espert y de su grupo familiar, en el marco de una causa por presunto lavado de dinero que vuelve a poner bajo la lupa a uno de los principales referentes económicos y políticos del oficialismo. La medida alcanza cuentas bancarias, inmuebles, campos y vehículos, y se dictó ante la imposibilidad del legislador de justificar el origen de su patrimonio.
El avance judicial representa un golpe directo al discurso de “honestidad”, “meritocracia” y “superioridad moral” que el propio Espert y el gobierno de Javier Milei utilizan para justificar el brutal ajuste sobre trabajadores, jubilados y sectores populares.
Un patrimonio que no cierra
Según la investigación, la Justicia considera que los bienes declarados por Espert no guardan relación con sus ingresos formales, y podrían estar vinculados a transferencias realizadas por el empresario Federico “Fred” Machado, detenido en el exterior y señalado por vínculos con el narcotráfico y el lavado de activos.
La medida de congelamiento busca evitar el vaciamiento o la transferencia de activos mientras avanza la causa, y se suma a allanamientos previos en el domicilio y el despacho del diputado, donde se secuestró documentación y dispositivos electrónicos.
Libertarios duros con los pobres, indulgentes con los poderosos
El caso vuelve a exponer una de las principales contradicciones del proyecto libertario: mano dura contra quienes viven de su salario, tolerancia con los negocios opacos de los poderosos. Mientras el gobierno impulsa una “inocencia fiscal” para blanquear fortunas no declaradas y reducir penas por evasión, uno de sus principales referentes queda bajo sospecha por el origen de su propio patrimonio.
No se trata de un hecho aislado, sino de un patrón: ajuste, recorte de derechos y persecución a la protesta social para las mayorías; beneficios fiscales, blindajes legales y ahora causas judiciales por lavado para sectores del poder.
Responsabilidad política y silencio oficial
Hasta el momento, el gobierno evitó pronunciarse de fondo sobre la situación de Espert, quien además presidió la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados y tuvo un rol clave en la aprobación de leyes de ajuste. El silencio oficial contrasta con la velocidad con la que el Ejecutivo condena públicamente a dirigentes sindicales, movimientos sociales o cualquier forma de organización popular.
No alcanza con una causa judicial, es necesaria una investigación integral e independiente sobre el financiamiento de la política, los vínculos entre dirigentes libertarios y capitales de origen dudoso, y el rol del Estado en garantizar impunidad a los de arriba.
El congelamiento de bienes de José Luis Espert no es solo un episodio judicial. Es una postal del doble estándar del gobierno: disciplina y ajuste para el pueblo, sospechas de corrupción y negocios turbios en las alturas del poder.
Mientras millones enfrentan salarios pulverizados y recortes en salud y educación, la causa expone que quienes dicen venir a “terminar con la casta” reproducen los mismos privilegios y prácticas que dicen combatir.
