MAR DEL PLATA.- Matías Cornejo, apodado Pata de palo, había perdido una pierna a manos de un uniformado que le disparó a quemarropa, en el marco de una persecución. Ayer, buscado como responsable de un homicidio, respondió a balazos contra policías que lo cercaban en el barrio Libertad y logró herir a uno de ellos, a la altura de la tibia. Se refugió en una casa, donde tomó de rehenes a tres mujeres, entre ellas una menor. Tres horas después, el personal policial lo encontraron muerto, con un disparo en la cabeza. Junto a él dos cómplices, uno de ellos también con herida de arma de fuego que provocó su fallecimiento.
El operativo que demandó la presencia de grupos especiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, entre ellos de la División Explosivos por la presencia de una granada, se vivió a pura tensión y por estas horas todavía se intenta desentrañar si ambas muertes fueron producto de un pacto suicida, si hubo un enfrentamiento entre los propios delincuentes o si las balas mortales llegaron desde algunos disparos que más temprano partieron de armas policiales.
El fiscal Carlos Russo llevaba adelante la investigación por el homicidio de Rubén Ordóñez, ocurrido el pasado 4 de mayo, y tenía pedida la captura de Cornejo, de 29 años, reconocido por su historial delictivo.
Desde entonces había logrado mantenerse prófugo. Se estima que con apoyo de algunos de los que ayer lo acompañaron en sus horas finales.
Las tres rehenes que tomaron, vecinas de la vivienda donde Ordóñez había permanecido en estos últimos días, pudieron ser liberadas y sin lesión alguna. Sus testimonios resultan fundamentales para determinar qué fue lo que ocurrió y como murieron Pata de palo y su cómplice, Nahuel Niz. Flavio Basualdo, el único que pudo ser capturado, deberá prestar declaración infagatoria en próximas horas.
El despliegue policial se concentró en la zona de calles Maipú, Chacabuco, República Árabe Siria y Canadá. Comenzó después de las 17, como continuidad de un allanamiento ordenado por la justicia y que tenía como objetivo la captura de Ordóñez. Fue en esas circunstancias que se dio el primer tiroteo que dejó herido en una pierna a un oficial de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local, con fractura de tibia.
Los tres delincuentes corrieron y, entre disparos, se refugiaron en una casa lindera donde estaban una mujer de 72 años y dos jóvenes de 19 y 17 años. Las usaron como escudo para que los policías no avancen. También advirtieron que en el camino hacia la puerta de ingreso habían dejado una granada, lista para ser activada.
Cornejo era conocido por su extrema violencia a la hora del delito. En videos subidos a redes sociales, con rostro oculto, se había exhibido disparando con un arma automática tipo ametralladora desde la ventanilla de un auto en movimiento. Fue parte del secuestro logrado al final del operativo junto con cientos de balas, marihuana, balanza de precisión y clavos tipo “miguelito” dispuestos siempre para obstruir cualquier persecución policial.
“Nos matamos, nos matamos”, aseguran las rehenes que escucharon decir a los delincuentes apenas se refugiaron en el lugar. Esa versión lleva a presumir a hipótesis de un supuesto pacto suicida. Tanto Cornejo como Niz tenían heridas de arma de fuego en la cabeza.
Los peritajes determinarán si los proyectiles que provocaron ambas muertes partieron de las armas secuestradas en la vivienda donde se habían ocultado. Se da por seguro que en el tramo final del operativo no hubo disparos por parte de la policía.