(Corresponsalía Buenos Aires) – Pasan los años, pasan los gobiernos, “queda EDESUR”. El caos se desató una vez más en el sur del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) cuando, en el transcurso de este miércoles, casi dos millones de personas quedaron a oscuras debido a dos cortes masivos de electricidad. El colapso del servicio, que afectó a gran parte de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, dejó en evidencia, de manera descarnada, la falta de idoneidad de la empresa Edesur para garantizar un suministro eléctrico estable.
El primer apagón se produjo en la madrugada, alrededor de las 5:25, y dejó sin luz a más de 622.000 usuarios. Lejos de ser un evento aislado, cerca del mediodía se registró un segundo corte aún más grave, afectando a un total de 850 MW de demanda y extendiéndose a diversas zonas del sur de la Capital y el Gran Buenos Aires. Los barrios porteños de Villa Crespo, San Nicolás, La Paternal, Parque Patricios, San Cristóbal, Caballito, Balvanera y Boedo quedaron a oscuras, mientras que en el Conurbano los distritos de Lanús, Avellaneda y Lomas de Zamora estuvieron entre los más perjudicados.
Un día de colapso en el AMBA
El impacto fue inmediato y caótico. Semáforos apagados generaron un descontrol total en el tránsito, con calles congestionadas y accidentes evitables. En el transporte público, la situación fue aún más grave: varias líneas de trenes y subtes quedaron paralizadas, dejando a miles de pasajeros varados sin opciones de movilidad. En paralelo, bomberos y personal de emergencia trabajaron sin descanso para rescatar a más de 60 personas que quedaron atrapadas en ascensores, una postal repetida cada vez que el servicio eléctrico se interrumpe.
La falta de energía también provocó la caída de las torres de telecomunicaciones, dejando a amplios sectores sin señal de celular ni acceso a internet, una situación alarmante en plena era digital. Comercios, hospitales y hogares quedaron sin energía durante gran parte del día, generando una preocupación generalizada y renovando el cuestionamiento sobre la capacidad de Edesur para gestionar el servicio de manera eficiente.
Explicaciones insuficientes y promesas de siempre
Ante la magnitud del problema, Edesur emitió un comunicado asegurando que la falla se debió a un desperfecto en una línea de alta tensión que afectó varias subestaciones. Sin embargo, los cortes no estuvieron relacionados con las altas temperaturas, lo que deja en evidencia la falta de inversión y mantenimiento en la infraestructura eléctrica de la empresa.
Las autoridades nacionales, por su parte, se limitaron a informar que están “recopilando información” para determinar si el colapso del servicio se debió a una violación contractual o a la falta de inversiones. El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) evalúa posibles sanciones, aunque el historial de multas y apercibimientos a la empresa no ha logrado revertir la fragilidad del servicio.
Un servicio en crisis y un futuro incierto
Edesur, controlada por la italiana Enel, ya había anunciado en 2023 su retiro del país, aunque tras el cambio de gobierno decidió mantenerse en el negocio. La compañía ha sido blanco de críticas reiteradas por la precariedad del servicio y la insuficiencia de sus inversiones en infraestructura. La situación se agrava año tras año, con cortes de luz cada vez más prolongados y masivos, afectando la calidad de vida de millones de personas.
Los usuarios, hartos de padecer apagones recurrentes, exigen respuestas concretas y soluciones definitivas. Mientras tanto, la incertidumbre persiste: ¿seguirá Edesur incumpliendo con sus obligaciones sin que haya consecuencias reales? ¿O finalmente se tomarán medidas drásticas para garantizar un servicio digno en el sur del AMBA? La crisis energética es un problema estructural, pero lo que queda claro es que la ineficacia de la empresa solo profundiza el sufrimiento de los ciudadanos.