Dentro de la casa de Gran Hermano, Luciana nunca ocultó que le gustaba Juan Pablo. Varias veces le tiró indirectas y lo elogió sin problema. Durante una de las últimas galas, cuando Santiago del Moro presentó a Juan Pablo junto a Katia, Luciana aprovechó para decir lo que pensaba. “Es hermoso, precioso. Siempre le tiro los galgos a Juanpi, pero bueno”, comentó divertida. Juan Pablo, un poco incómodo, le agradeció y dijo que ella siempre lo halagaba.
Hace unos días, Luciana se sinceró con sus compañeros y les contó lo que sentía. En una charla con Tato y Luz en el patio, admitió que cada vez le gustaba más Juan Pablo. Entre risas, comentó: “Le voy a decir a mi amigo Juan Pablo que me haga masajes”. Luz se rió, y Santiago, en broma, le dijo: “No le pidas que me pongo celoso… yo soy su único hombre acá”.
Lejos de frenarse, Luciana siguió hablando sobre Juan Pablo con admiración. “¿Vieron los ojos de Juan Pablo? Y sus brazos…”, dijo con emoción. También contó que estar en la casa la hacía ver las cosas diferente. “La casa cambia, sentís otras emociones, otros sentimientos, empezás a mirar a tus compañeros con otros ojos”, explicó. Luz, entre carcajadas, le respondió: “Sí, me empecé a dar cuenta… ya cuando empezaste a hablar del cuerpo y que no sé qué… ya falta que me digas ‘los labios’…”.
Tato, siempre con su humor, no dejó pasar la oportunidad de bromear. “Luci, estás re caliente”, le dijo, haciéndola reír. Ella, sin dudar, le contestó: “No estoy caliente, no dije nada malo, dije que tiene lindos ojos. Y siempre se lo dije. Y lindos brazos para abrazar y hacer masajes”. Sus amigos no podían parar de reír mientras ella seguía hablando sin filtro sobre Juan Pablo.
EL INCÓMODO MOMENTO DE LUCIANA
En otra charla, Luciana recordó un momento gracioso con él de la noche anterior. “Anoche lo quise sacar a bailar. Y él me iba a responder con un libro, porque viste que es como un libro cuando responde… Tiene como 16 páginas”, dijo entre risas. Aunque a ella le encantaba, Juan Pablo no daba señales claras de sentir lo mismo.
Antes de cerrar la conversación, Luciana volvió a suspirar por su compañero. “Qué lindo que le queda el negro a Juan Pablo. Le resaltan más los ojos”, dijo con una gran sonrisa. Sus amigos se miraron con complicidad, sabiendo que la atracción de Luciana por Juan Pablo era cada vez más evidente dentro de la casa.