Miles de años separan al lobo del perro doméstico; en el caso de los gatos, el tránsito del territorio salvaje al de la cultura humana probablemente haya demandado más tiempo. Una mascota es, en sí misma, una sucesión incalculable de generaciones, vínculos, estrategias, azares, causas. ¿Cuánto tiempo pasará –si es que alguna vez realmente ocurre– entre la existencia un robot, casi un juguete, como el que vemos en esta imagen y la aparición de mascotas electrónicas tan estrechamente incorporadas a la vida humana como hoy lo están el perro o el gato de la casa? Los entusiastas de la inteligencia artificial dicen que esa posibilidad está a la vuelta de la esquina. Habrá que preguntarles a los niños de la foto: BabyAlpha, el prototipo con el que interactúan, podría ser el símil de aquel remoto lobo que se alejó de la manada para devenir, de nuestra mano, en otra cosa.
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